Termalismo

El

La cultura del bienestar ha renovado el termalismo, ya que se ha convertido en un elemento indispensable para lograr un equilibrio psicofísico a través de métodos y prácticas naturales y saludables, reduciendo el uso de fármacos para dolencias menores y cuyas mejora se puede obtener a través de hábitos que aporten calidad a la vida de las personas.

Se puede decir, por tanto, que la creciente relevancia que la sociedad contemporánea otorga al bienestar y a la calidad de vida marca el comienzo de una nueva valorización cultural del agua, ya no solo por sus efectos sobre la salud, sino también como medio de recreo y ocio capaz de devolver a este elemento su valor intangible que ha ido perdiendo a la largo de la historia.

La creación de una nueva sensibilidad acerca del agua y de su transcendencia para el bienestar implica el desarrollo de una conciencia social capaz de dibujar un nuevo escenario de oportunidades empresariales que creen valor para los consumidores actuales. La nueva cultura del agua vuelve a poner el acento sobre la importancia de vivir una relación armoniosa y de calidad con este elemento.