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Beneficios del

Tratamiento circulatorio

Trata el sistema de irrigación sanguínea y sus órganos. El principal efecto en el organismo se debe a su acción hiperemizante o aumento del riego sanguíneo. Los sulfuros disminuyen la resistencia de los vasos periféricos, lo que hace descender la presión arterial y mejora la circulación coronaria y cerebral. De esta forma son muy recomendables en el tratamiento de importantes afecciones cardiovasculares como arterioesclerosis, insuficiencia venosa, hipertensión e hipotensión, así como varices, piernas cansadas y cualquier problema de circulación.
También disminuye la hinchazón que aparece cuando se padece un estado postflebítico, en parte por su efecto antiinflamatorio y en parte debido a que la microcirculación y la circulación periférica se ven muy favorecidas.
Además, son recomendables en prescripciones de gimnasia vascular y en curas desintoxicantes, ya que el aumento del riego sanguíneo favorece la eliminación de toxinas y facilita la absorción del ácido ascórbico, necesario en los procesos de oxidación y regeneración de los tejidos.

Tratamiento dermatológico

El tratamiento dermatológico trata las afecciones relacionadas con la piel, ya sea por su origen o por su implicación en dolencias de otra categoría, ya que es frecuente que se asocien con trastornos metabólicos, sanguíneos, digestivos, hepáticos o psicológicos.
En este apartado se incluyen desde afecciones comunes como dermatitis alérgicas, atópicas y seborreicas, pasando por dermatosis, descamaciones y úlceras varicosas, hasta dolencias más severas del tipo eritemas y urticaria crónica.
En enfermedades más específicas como psoriasis, herpes, liquen plano y acné se consigue mejorar sustancialmente la evolución de las erupciones y pruritos; mejora que se hace evidente en los diferentes tipos de eczema, que son abordables en todos sus estadios de evolución con mejoras significativas.
También son muy recomendables para mitigar las secuelas de quemaduras o como preparación de la zona afectada para una posterior intervención quirúrgica, ya que mejora la estabilidad del tejido dañado y disminuyen notablemente el dolor y el picor.

Tratamiento digestivo

El tratamiento digestivo trata el sistema gástrico y los órganos vinculados al aparato digestivo. Incluyen anomalías hepáticas, vesiculares, pancreáticas y biliares y las disfunciones en la secreción, motilidad y sensibilidad gástricas e intestinales.
Destaca la acción beneficiosa sobre las dispepsias y hernias de hiato, ya que se basan en la acción antiácida y antipéptica de su composición mineral y en la regulación del pH de los fluidos gástricos, principales causas de estas dolencias.
Otro de los efectos más destacados es el aumento extraordinario de la irrigación sanguínea en todo el sistema digestivo, acción que contribuye a mejorar de forma decisiva afecciones relacionadas con la mucosa gástrica e intestinal, así como todas aquellas atonías del tránsito y la disfunción en las secreciones estomacales.
Así pues, son muy beneficiosos en casos de colitis, colecistitis, hepatitis, pancreatitis, litiasis y otras dolencias intestinales.

Tratamiento nervioso o relajante

El tratamiento nervioso aborda las afecciones más comunes relativas al sistema nervioso, entre las que cabe destacar aquellas desencadenas por estados de estrés profesional y personal, cada vez más extendidas en la sociedad actual con un ritmo de vida muy exigente.
De forma genérica, las aguas calientes o hipertermia poseen un efecto relajante inmediato, ya que producen una distensión de los músculos lisos y estriados, a lo que debe sumarse el aumento significativo de la actividad de las endorfinas, que se traduce en sensación de bienestar y relajación y en una reducción de la tensión mental.
Hay que destacar el efecto sedante de las aguas radiactivas, muy beneficiosas en neuritis y neuralgias, ya que producen un relajamiento general del sistema nervioso y una sensación inmediata de tranquilidad. Los tratamientos combinados con la estancia balnearia favorecen la mejora significativa de cefaleas, migrañas y otras neuralgias, evidenciando su eficacia en casos de estrés, ansiedad e insomnio.

Tratamiento respiratorio

El tratamiento respiratorio trata los órganos del aparato respiratorio y sus afecciones. Los tratamientos respiratorios inciden sobre multitud de dolencias respiratorias como procesos catarrales comunes, en los que se acelera notablemente el período de recuperación y se reduce la sintomatología, gracias al efecto mucolítico y expectorante.
La evolución de otras afecciones más severas como asma, laringitis, rinitis y rinofaringitis, se ve facilitada por la acción antiinflamatoria y bactericida de ciertos tipos de aguas y por el considerable aumento de riego sanguíneo en las zonas tratadas.
Se recomiendan en algunas enfermedades crónicas como laringitis traqueal y catarro nasofaríngeo, y en todas aquellas agrupadas dentro de las EPOC: bronquitis, enfisema y esclerosis pulmonar, ya que mejoran notablemente las lesiones sobreañadidas que producen, las cuales restan calidad de vida al paciente.

Tratamiento reumatológico

El tratamiento reumatológico trata las dolencias del aparato locomotor y los traumatismos asociados, comprendiendo el sistema óseo, muscular y cartilaginoso.
Los procesos reumáticos inflamatorios y degenerativos son los más propensos a mejorar con este tipo de terapias, en las que los efectos antiinflamatorios de ciertos tipos de aguas son extremadamente apreciados por enfermos de artritis, artrosis, ciática y gota.
Son también reconocidos los efectos calmantes del dolor en enfermedades crónicas como osteoporosis, lumbalgias, hernias discales y otras dolencias vertebrales, debido a su comprobada acción analgésica y al retraso en la evolución de los procesos.
A nivel muscular se actúa en casos de contracturas, tendinitis y especialmente en la rehabilitación post-traumática, ya que el período de recuperación se reduce de forma considerable. En los casos de atrofia muscular se ha demostrado su influencia en la tonificación muscular y un aumento de la motricidad en pacientes con deficiencia