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A pesar de que los usos del agua han evolucionado a lo largo de los siglos, en todas las épocas, este elemento ha sido considerado y usado como un activo social y económico. El agua ha sido imprescindible para el sustentamiento, la supervivencia y el desarrollo de los seres humanos y sus actividades. Desde su aparición en la tierra, el hombre ha buscado apropiarse de los recursos hídricos que tenía a su disposición de forma espontánea en la naturaleza.

El escenario actual pone de manifiesto una realidad crítica y amenazante para el agua en cuanto a la salvaguardia de su calidad y disponibilidad. En respuesta a ello, ha surgido una nueva sensibilización acerca del agua, enfocada a devolver a este elemento su valor original, no solo como recurso funcional a la vida y las actividades del hombre, sino que como elemento cultural a partir del cual se generan valores educativos, hábitos y conocimientos que promueven el correcto uso del agua desde una perspectiva sostenible y su óptimo aprovechamiento en cuanto a los múltiples usos que  genera para la sociedad.

La creación de una nueva sensibilidad acerca del agua y de su transcendencia para el bienestar implica el desarrollo de una conciencia social capaz de dibujar un nuevo escenario de oportunidades empresariales que creen valor para los consumidores actuales. La nueva cultura del agua vuelve a poner el acento sobre la importancia de vivir una relación armoniosa y de calidad con este elemento.